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Me gusta follarme a todo lo que se mueva, da igual que tenga rabo o almeja, soy pansexual o al menos así lo definen en los papeles. Yo lo defino calentura perpetua, sin llegar a la ninfomanía pero lo reconozco, me encanta el sexo en todas sus variantes.

El año había sido muy estresante, pero no muy lucrativo, por lo que andaba mas bien tiesa de pasta, dirigir un negocio online de venta de lencería cubría mis necesidades de tangas y ropa interior pero no me hacia llegar bien a fin de mes, con la competencia de los chinos, los Amazon de turno y los mercadillos con los tangas a 1 euro es complicado.

Asi que llegaba julio y no tenia ningún plan que me gustase pero que me pudiera permitir. Charlando con una cerveza en la mano con Sara mi mejor amiga y compañera de algunas juergas legendarias me solto algo inesperado, «y por que no te vas de camping, es mas barato y con poca ropa te apañas». A ver Sara, yo de camping, por quien me has tomado, las estrellas que me gusta ver cuando duermo son las cinco de la fachada del hotelazo donde me sirven a cuerpo de reina. «Bueno tu sabrás, siempre puedes irte a la piscina municipal o ligarte a un ricachón y que te lleve de querida por ahí mientras aguantas su fofo cuerpo encima tuya».

Seguimos bebiendo y nos despedimos al cabo de un par de rondas, se tenia que ir con su maridito y la nena, hay que ver como ha cambiado la jodia.

De camino a casa recordé el comentario y me puse a mirar en «todo lo se» Google la idea de mi amiga. Busque «campings en la playa», ni loca queria irme al interior, mi cuerpo necesitaba el bronceado que resalta mis curvas.

Empecé a bichear por los resultados de la búsqueda y entendí que lo del camping es todo un mundo, caravanas, autocaravanas, cabañas, parcelas, tiendas, me abrumaba toda la información que estaba leyendo. Al final tampoco salía tan barato si cogías una cabaña, porque el mundo caravanil estaba totalmente descartado.

Cada vez me seducía mas la idea, sería una experiencia nueva y podría tostarme al sol todo el día, encontré un camping a 15 metros de la playa en Alicante, bien comunicado y que te ponían nevera en la parcela por poco dinero. En total me salía por menos de 30€ al día, difícil encontrar algo mas barato.

Llegue a casa y empecé a ilusionarme con la idea del camping pegado a la arena, que digo pegado ¡encima! de la arena. Abrí el armario buscando los bañadores para ver como andaban, hacia un año y casi seguro que me valían. Rebuscando entre los bikinis y trajes de baño encontré el conjunto de tanga brasileña y sostén de triángulos blanco que no había llegado a estrenar, era demasiado para las piscinas a las que solía ir. Me lo puse y la imagen que me reflejaba el espejo era fuego puro, lo reconozco, tengo un polvazo o dos si son pequeños. La tela se incrustaba en mi culazo y las tiras anudadas sobre lo mas alto de mis caderas remarcaban mi cuerpo, los triángulos de la parte de arriba eran un poco justo y se me salían por los lados los pechos, el escote era de infarto, la parte delantera marcaba mi vulva y claro necesitaría ir a la estética a una depilación integral, que con la arena se irrita todo mucho y sin pelo todo es alegría.

Aparte el bikini mas de zorra que tenia y seguí probándome, al final me quede con el zorra bikini como lo bautice y uno un poco mas normalito por si visitaba la piscina del camping.

La visión de mi cuerpo con el zorra bikini me había puesto cachonda y haciendo mas de un mes que ningún semental de mi agrado se hubiera trabajado mis bajos a fondo decidí darle caña al satisfyer. Es el mejor regalo que me ha hecho Sara, a parte de algún cunnilingus que otro cuando vamos un poco pasadas de tequila. Empecé acariciándome los labios, dejando que se hincharan de la excitación, notaba como me iba humedeciendo, recorde al ultimo macizo, se parecía a Jason Momoa, mas conocido como el empotrador de las praderas de juego de tronos, no es que tuviera un gran aparato pero sabia usarlo. Seguí subiendo hasta el clítoris, estaba cogiendo volumen, queriendo despuntar, lo comencé a acariciar suavemente, sin prisa, solo rozándolo, eso me puso mas cachonda todavía, me vino a la cabeza cuando Sara lo cogía entre sus labios y le daba toques con la lengua, joder que cachonda me estaba poniendo. Era el momento de mi amiguito a pilas, aplique la cabeza del satisfyer contra mi clítoris y le di al botón, buah que sensación, la succión y vibración de ese invento infernal me mandaban olas de placer desde el clítoris por todo la vulva hasta mi ojete, mientras con una mano aplicaba al lamedor infernal con la otra me abrí los carrillos del culo, eso incremento las sensaciones que me llegaban desde arriba. Deslice un dedo en mi coño y lo humedecí, para acto seguido introducir la punta en mi culito, no soy una fanática del sexo anal, pero que me estimulen la entrada me pone muy perra.

Seguí jugando con mi clítoris y mi culito hasta que las oleadas de placer que discurrían entre los dos puntos me llevaron a un orgasmo explosivo, seguro que el vecino pajillero del cuarto se iba a pajear en mi honor en los próximos minutos. Saque mi falange de mi ano y retire el satisfyer de mi clítoris que aún mandaba sensaciones a todo mi cuerpo haciéndome jadear del placer que había experimentado. Me dormí profundamente, mañana había que ir al decatlhon a comprar el resto de cosas que necesitaría para mis primeras vacaciones de camping.

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