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Miguel y Gloria llegaron al club de sexo más oscuro de Río, conocido por sus partidos de bondage y sadomaso. La música era intensa y la atmósfera cargada de erotismo mientras Miguel y Gloria se mezclaban con otros parejas buscando experiencias sexuales nuevas.

Gloria estaba semidesnuda, mostrando su cuerpo voluptuoso y bien cuidado bajo una luz roja que realzaba sus curvas. Miguel llevaba un tanga de cuero, una máscara y un collar de perro a los pies de Gloria. Ella se acercó a él y comenzó a hablar con un tono seductor.

«Miguel, querido», dijo ella mientras acariciaba su piel, «he decidido que hoy te voy a poner en venta». Él la miró confundido pero excitado al mismo tiempo. «¿En venta?» preguntó él.

Gloria sonrió malvadamente antes de continuar: «Sí, querido. Te voy a vender como un esclavo sexual y el precio será determinado por la longitud del pene de quien quiera comprarla». Miguel notó que su corazón latía más rápido bajo la atención de Gloria.

La subasta comenzó y hombres desnudos se acercaron para mostrar sus miembros. Algunos intentaron negociar, pero Gloria los rechazó con un gesto. Solo aquellos con miembros de más de 20 cm podían participar. La competencia fue feroz y Miguel vio cómo la gente lo miraba con interés.

Cuando finalmente se decidieron al ganador, el hombre que tenía el miembro más largo pagó una gran cantidad de dinero. Gloria le sonrió antes de decirle a Miguel: «Te quedas con él como esclavo sexual y yo me voy con otra persona». Miguel notó cómo su corazón se hundía en su pecho al pensar en perderla.

El hombre ganador lo llevó hasta un potro en el centro del club. Una multitud de hombres desnudos se acercaron para participar en la sesión. Gloria observaba desde una distancia segura mientras Miguel era atado al potro.

La escena fue brutal e intensa. Cada uno de los hombres folló el culo de Miguel, succionándolo y penetrándolo con fuerza. Mientras tanto, Gloria se acercó a él y comenzó a darle una felación larguísima, su boca llena de saliva mientras engullía cada pulgada de su miembro.

Miguel notó cómo sus ojos se cerraban lentamente bajo la atención de Gloria, su mente nublándose por el placer. Cada golpe del pene en su culo parecía multiplicarse, haciéndolo sentir como si estuviera siendo llenado por decenas de miembros masculinos.

Gloria continuó con su felación, su boca moviéndose arriba y abajo mientras la saliva le resbalaba por los labios. Miguel sintió cómo el orgasmo se acercaba, cada fibra de su cuerpo tensándose bajo la presión del placer.

Cuando finalmente llegaron al clímax, las decenas de hombres lo llenaron de semen. Miguel sintió cómo sus cuerpos se derramaban sobre él, la mezcla húmeda y caliente de sus fluidos sexuales bañándolo por completo. La cantidad de líquido era increíble, inundando su culo y salpicando en todas direcciones.

Gloria dejó de darle felación y se alejó lentamente. «Adiós, querido», dijo antes de dejarlo atrás con el hombre que había ganado la subasta. Miguel quedó solo en medio del club, sintiendo cómo su corazón se rompía en mil pedazos mientras contemplaba su nueva realidad como esclavo sexual.

Mientras tanto, Gloria y el hombre ganador se dirigieron hacia el área de bondage. Ella fue atada a un poste mientras él comenzó a azotarla con una vara. La multitud observaba la escena con interés, algunos hombres acercándose para disfrutar de la vista.

Gloria gritaba de placer bajo los golpes, su cuerpo arqueando hacia atrás en cada impacto. El hombre ganador continuó con sus azotes, su rostro congestionado por el placer que le causaba ver a Gloria sufrir y disfrutar al mismo tiempo.

La sesión de bondage fue prolongada, hasta que finalmente Gloria llegó al clímax. El hombre ganador se retiró la vara y se acercó a ella, penetrándola con fuerza mientras la azotaba una última vez.

Cuando terminaron, Gloria sonrió hacia el hombre ganador antes de decirle: «Gracias por follarme». Él le devolvió la sonrisa antes de llevarla hasta su área privada en el club. Miguel quedó atrás, solo y abandonado en medio del club, sintiendo cómo su corazón se hundía cada vez más dentro de él.

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