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Miguel y Gloria se encontraron en una playa de Río de Janeiro, donde ambos habían ido a disfrutar del sol y la brisa marina. Miguel era un hombre heterosexual que siempre había estado curioso por conocer el sexo anal, pero nunca había tenido el coraje de probarlo. Gloria, una transexual brasileña con un pene grande y un cuerpo voluptuoso, tenía esa experiencia y estaba dispuesta a satisfacer sus deseos.

Miguel se sintió atraído por la confianza y la seguridad de Gloria, y decidió tomar una decisión impulsiva. Le propuso conocerse mejor en el hotel donde él se encontraba alojado. Gloria aceptó con una sonrisa, y poco después estaban compartiendo una habitación lujosa con vistas al mar.

Miguel comenzó a sentir un hormigueo en sus piernas cuando Gloria llegó a la habitación. Ella llevaba un bañador blanco que resaltaba su cuerpo voluptuoso, y un cabello moreno despeinado por el viento. Miguel no pudo evitar mirarla con deseo mientras ella se acercaba.

Gloria comenzó a desnudarlo lentamente, dejando que sus manos exploraran cada centímetro de su piel. Miguel notó cómo su corazón latía rápidamente bajo la atención de Gloria, y sintió un hormigueo en todo su cuerpo cuando ella lo llevó hasta la cama.

Una vez que estuvieron tendidos junto a uno otro, Gloria comenzó a besarle con fuerza en los labios. Miguel respondió al beso, dejándose llevar por la pasión de la situación. Gloria continuó explorando su cuerpo, acariciándolo con sus manos y lengua.

Miguel notó cómo se le estaba erectando el pene bajo las caricias de Gloria, pero ella no parecía interesada en ello. En cambio, comenzó a bajar hacia sus piernas y a situarse entre ellas. Miguel sintió un pequeño temor al pensar en lo que estaba a punto de suceder, pero Gloria le habló con calma y seguridad.

«Estás listo para aprender, Miguel?», preguntó ella con una sonrisa seductora. Él asintió lentamente, y ella comenzó a acariciar su ano con sus dedos.

La experiencia fue más intensa de lo que había imaginado. Gloria lo guiaba cuidadosamente, asegurándose de que se sintiera cómodo todo el tiempo. Cuando finalmente entró en él, Miguel notó una sensación de placer y dolor al mismo tiempo.

Gloria comenzó a moverse con fuerza, y Miguel gimió bajo su impulso. Ella le hablaba continuamente, asegurándose de que se sintiera bien y seguro. Pronto, la presión aumentó hasta el punto de que Miguel no pudo contenerse más.

Gloria hizo un gesto hacia arriba y él lanzó un grito de placer mientras eyaculaba en su interior. Ella continuó moviéndose durante unos momentos más, disfrutando del sentimiento de control y poder sobre él.

Cuando finalmente se calmaron, Gloria se recostó a su lado, satisfecha y triunfante. Miguel estaba jadeando, pero también sonreía, sintiendo un placer intenso que nunca había experimentado antes.

Desde ese momento, Miguel y Gloria compartieron muchas más experiencias juntos, siempre con una dinámica de dominación y sumisión en la que ella mantenía el control mientras él se entregaba completamente a sus deseos y fantasías. Fue una relación única y excitante para ambos, y siempre recordarían esa noche en Río como uno de los momentos más inolvidables de sus vidas.

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